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Confundida muchas veces con un alga, la Posidonia Oceánica es probablemente la planta más importante del ecosistema marino del Mediterránea. Vive en fondos arenosos y rocosos y ejerce un. papel de depuradora natural. En 1999 que declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.

La pradera de Posidonia es crucial para el ecosistema marino, pues al tratarse de una planta que realiza la fotosíntesis, es una de las principales productoras de oxígeno que alimenta a peces, esponjas, algas y otros animales marinos que viven bajo su cobijo. Su presencia permite que muchas especies marinas establezcan su hogar en las aguas de Formentera y tiene una función similar a la de un arrecife que protege a la costa de las inclemencias meteorológicas.

¿Cuáles son las amenazas de la posidonia?

• El fondeo sin control en muchos lugares de las Islas Baleares, sobre todo las anclas y cadenas barren el lecho marino y arrancan la posidonia, arrecifes que se han formado durante siglos.

• La contaminación marina, principalmente la de origen terrestre, por el mal tratamiento de aguas residuales. En el Mediterráneo se vierten ingentes cantidades de aguas insuficientemente depuradas o sin depurar cada año.

• Descarga de aguas de sentina (aguas residuales, aceites e hidrocarburos) de todo tipo de barcos. Es una práctica habitual, el vaciado de las aguas de sentina en el mar, lo que afecta notablemente a la pérdida de la calidad del agua, especialmente en los lugares de concentración de barcos en verano.

• La extracción de arena y dragados en los puertos, muelles y embarcaderos de la costa. Una práctica muy habitual en el pasado, ahora casi en desuso. La arena aportada artificialmente con el tiempo las corrientes la devuelven al mar y entierran las praderas más cercanas a las playas artificiales.

• Prácticas pesqueras que destruyen el fondo marino como los arrastreros, una práctica cada vez menos habitual.  El arrastre a menos de 50 metros no está permitido en nuestro país, con lo que la actividad no debe afectar a las praderas.

• El aumento de la temperatura del agua con el cambio climático. Este es el gran desafío al que se enfrenta la posidonia, que por encima de 28ºC comienza a morir. Para sobre vivir al calentamiento del Mediterráneo tenemos que garantizar la salud de las praderas. Una pradera sana tendrá más opciones de enfrentarse al calentamiento de las aguas.

 

En los últimos 50 años se calcula una pérdida del 34% de la extensión ocupada por las praderas de posidonia en el Mediterráneo Occidental (Telesca et al. 2015). Debido al daño mecánico causado por la pesca de arrastre, el fondeo de embarcaciones, la urbanización de la costa, la eutrofización y otras formas de contaminación.

La gravedad de estas pérdidas se acrecienta porque la posidonia es una planta de crecimiento lento que necesita largo tiempo para recolonizar aquellas zonas de las que ha sido eliminada y que algunos casos necesita más de 3 siglos para recubrir las zonas donde ha sido destruida.

El daño mecánico que ocasiona el fondeo de embarcaciones se ha descrito en diversos hábitats marinos costeros a nivel mundial, por ejemplo sobre los arrecifes de coral (Dinsdale & Harriott, 2004). También tiene consecuencias negativas sobre la praderas de Posidonia (Milazzo M., 2004; Francour P., 1999) siendo causa de la desaparición de grandes extensiones de posidonia en algunos lugares de las Islas Baleares (San Félix ,en prensa. 1994).